
Que Sevilla sea una de las ciudades más bellas del mundo es un axioma, es decir, no precisa demostración. Entre otras cosas, porque la belleza, como la ternura, el calor o la emoción, pertenecen a esa categoría del ser inasible y etérea que llamamos sentimiento o sensibilidad.
“La ciudad”, término que utilizamos como recurso y sinónimo de Sevilla para no desgastar su nombre, se ha presentado en esta reciente edición de FITUR con traje nuevo y stand propio, estrenando así por primera vez presencia y singularidad frente a anteriores muestras, en las que su propuesta se integraba en campañas provinciales y andaluzas de marketing turístico.
Paso importante y necesario, pues en las tendencias de la ciencia que estudia el comportamiento y las motivaciones de la psicología, las decisiones de compra y consumo se hallan cada vez más asociadas a aspectos relacionados con la “experiencia”, las “sensaciones”, la “autenticidad”, sobre otros más objetivos y medibles como la calidad, el precio o incluso el servicio.
Precisamente en esa línea, el lema sobre el que el equipo municipal ha presentado su propuesta turística ha sido “Sevilla tierra de sentimientos”, si bien en inglés “feelings” abarca un espacio más amplio que su traducción hispana, apuntando más hacia el adjetivo que al sustantivo. Quiere decir “Sevilla tierra sentimental, sensible, emotiva”.
Cada vez que abordamos el sector, caemos en la tentación de tratar de medir su evidente impacto en la economía y en la riqueza de nuestra tierra. Y una vez más, comprobamos con los datos lo que ya conocemos o intuimos, es decir, su contribución crítica al PIB, empleo y futuro de la vieja Hispalis. Casi el 20% de la economía, más de 55.000 empleos, 5.000 millones de euros generados, 7,5 millones de pernoctaciones creciendo más de un 7%, mejora de la estancia media hasta 2,25 noches. Son datos abrumadores, cuya aportación real al progreso y a la convergencia de la economía local y andaluza han sido recientemente analizados por el profesor Ferraro desde el Observatorio Económico de Andalucía, en un encuentro promovido por nuestro Foro, con mirada crítica y bien fundada sobre la sostenibilidad del modelo, la calidad del empleo y los posibles conflictos de convivencia con el proyecto de ciudad que se pueda diseñar.
Y aquí está precisamente el quid de la cuestión. ¿Existe un proyecto estratégico de ciudad? La pregunta plantea, antes de cualquier respuesta, algunos escenarios o reflexiones. La estrategia no supone solo pensar a largo plazo, superando los programas de acción política que por exigencias del guión limitan las aspiraciones a cuatro años.
Tampoco implica encargar sesudos y carísimos proyectos a las consultoras de turno, ni incluso obliga de momento a elegir entre modelos excluyentes o a buscar una obsesiva especialización que impida una propuesta rica y diversa en contenidos.
El pensamiento estratégico va más allá, su formulación conlleva un nuevo paradigma en la forma de pensar, gestionar, tomar decisiones e implementarlas. Exige una cultura de organización con capacidad para hacer un acertado diagnóstico del presente, identificar una misión, adoptar unos valores, incorporar al máximo de agentes sociales y económicos en el ejercicio, y firmar un compromiso para que, por encima de las ideologías y de las circunstancias, caminar sobre una hoja de ruta que avance con determinación hacia esa misión.
Parece muy teórico, quizás utópico, pero la buena noticia es que es posible y conocemos muy bien casos de éxito y transformación admirables, no muy lejanos.
Soñemos. Sevilla, capital de Andalucía donde crece con pujanza una comunidad empresarial e industrial diversa que ofrece empleos de alta calidad, centros universitarios de prestigio e investigación en tecnología y humanismo, capital cultural del sur de Europa con grandes museos, espacios y eventos internacionales de referencia mundial, centro turístico premium con una propuesta segmentada y especializada en experiencias únicas de turismo cultural, histórico, patrimonial, musical, gastronómico y religioso, validada como ejemplo de convivencia entre la población residente y la acogida de viajeros y visitantes, que encuentran en el modo de vida de los sevillanos la mejor valoración del destino. Ciudad amable, verde y sostenible, que ha diversificado la oferta turística con propuestas de interés en toda la ciudad, destacando especialmente la gran avenida cultural y de ocio del Guadalquivir, la temporada de grandes óperas, la ruta íntima de los conventos de clausura, la expresión más auténtica del flamenco, las visitas a los espacios especializados en su historia como Puerto y Puerta de Indias, al gran Museo de Bellas Artes, al Centro de Interpretación de la Semana Santa, o a la muestra sobre la Feria más universal. Sevilla, ciudad sentimental y destino singular, sede de la mayor catedral gótica de la cristiandad, del Archivo General de Indias, o del Real Alcázar como palacio real más antiguo de Europa, es también la sede del arte de vivir. Soñemos.Juan Pablo Fernández BarreroFORO SOCIEDAD CIVIL SEVILLANA